¿QUÉ ES EL AMARANTO?
Así como la quinoa era un grano sagrado para los Incas, el amaranto lo era para los aztecas.
Florece como una planta de color rojo-morado, cuyas plantas también tienen grandes bondades nutricionales, conocidas con diferentes nombres dependiendo la región.
Cuando la flor se seca, las pequeñas semillas de color claro se pueden extraer, ya sea para convertirse en harina, o para ser “reventadas” al tostarse, sin requerir ningún tipo de aceite, como pequeñas palomitas.
La historia cuenta que a la llegada de los españoles a nuestro continente, se dio la desaparición inicial del amaranto. En el siglo XVI, los aztecas, como parte de sus ceremonias religiosas, creaban esculturas de sus dioses elaboradas con amaranto, granos y miel, las cuales posteriormente rompían para que el pueblo se comiera los pedazos del alimento, en una especie de comunión (esta figura ha sido una inspiración para artistas contemporáneos como Javier Marín). Cortez y su ejército, en su misión de prohibir los alimentos relacionados a celebraciones religiosas no cristianas, castigaban a cualquiera que fuera encontrado creciendo o consumiendo amaranto, negándoles a ellos y a las futuras generaciones una mina de oro nutricional.
BENEFICIOS DEL AMARANTO